jueves, mayo 01, 2008

Historias de oficina

-¡Tengo q ir al baño! Pensé mientras hacia lo imposible por aguantarme.
Tenia esa sensación de que si pasa un segundo mas, vas a explotar. Insoportable.
Encima me había dicho un amigo que si te lo aguantas te puede hacer mal a la próstata, y yo no quiero ser como esos viejos que tienen que rezar para poder mear sin que les duela.
En fin, este era el momento de dejar todos los objetivos de mi vida a un lado y concentrarme en el más importante, ir al baño. Ya no me preocupaba por como iba a volver a casa habiendo paro de subtes, no me importaba tener que hacer la presentación de los nuevos collares para perros antiestrés mañana a primera hora y no tener nada listo, no me importaba nada mas que lograr vaciar mi cuerpo de orina.
Decidido me levante de mi escritorio. Afrontaba uno de los retos mas complicados de la vida de oficina: ese saludo que estás obligado a dar a cada uno que te pasa por delante; por mas que ya lo hayas saludado apenas llegaste, cuando te lo cruzaste yendo a buscar el café, y cuando le vino a pedir algo a Maria que trabaja al lado tuyo. Encima después de 3 años de ver las mismas caras todos los días, ya no sabes que inventar. Con los hombres es mas fácil, con las palmadas solucionas todo, o con solo nombrar el partido de la noche anterior del deporte que este de moda alcanza (véase básquet, hockey sobre patines o tejo, todo es valido para un argentino). En cambio con las mujeres no tenés muchos recursos, solo podes explotar todos los gestos que puedas hacer con tu cara y tal vez agregar un movimiento de manos.
Bueno, estoy divagando…vamos a concentrarnos en lo importante.
Me levanto y paso por al lado de Maria, y le sonrío falsa pero creíblemente. ¡Bien, ya pasé el primero, es un bueno comienzo! Pienso, y continúo mi camino. Me acerco al final del pasillo que conduce al baño y diviso a lo lejos una figura conocida, pero que no deja de asustarme cada vez que la veo; era mi jefe. Es lo peor que te puede pasar en un momento como estos, y justo me viene a pasar a mi. Cada vez mas cerca veo que me mira, y yo hago lo que puedo para no cruzar miradas hasta que sea absolutamente necesario. ¿Cómo lo saludo a este ahora? ¿Quien jugo anoche? No hay tiempo, me dije a mi mismo, y sin pensarlo hice una de las maniobras más arriesgadas de la vida de oficina: sin amainar mi paso ejecute la clásica bajadita de cabeza (como cuando estas asintiendo). Por suerte el saludo fue devuelto con un calido: “Martínez”, de esos que te hacen sentir menos persona que el que te lo dice. Superados los obstáculos, proseguí mí marcha.
Con un alivio superador me encontré con la puerta del baño frente a mis narices. Pero también me encontré con un cartel que decía: “el baño esta siendo limpiado, por favor aguardar unos instantes”. Ingenuo yo, me quede en la puerta del toilette esperando, como decía el cartel.
Luego de 10 interminables minutos decidí violar el sagrado cartel y me encaminé a cruzar la puerta del baño. Una vez adentro me sentí realizado…y un sentimiento de alivio recorrió mi cuerpo, especialmente mis piernas. Miré para abajo, y si…me había meado encima. Al principio no reaccioné, pero luego de unos segundos me di cuenta que estaba metido en un gran problema: ¿Cómo iba a hacer para secarme los pantalones y salir del baño sin que nadie se diera cuenta de que se me había escapado un poco de pis? Mientras yo continuaba pensando que iba a hacer con mis pantalones, de uno de los cubículos sale el encargado de limpieza (lo reconocí porque tenía puesto uno de esos overoles marrones que son inconfundibles con una etiqueta que decía Raúl a la altura del pecho) y sin mirarme me dice: “no viste el letrero que puse en la puerta”. Yo, sin palabras, me quede con la boca abierta, y como no le contestaba, Raúl me miro con intenciones de preguntarme otra vez, pero sin tanta buena onda, y apenas comenzó a levantar la vista notó mis mojados pantalones y comenzó a destornillarse de la risa. Sin siquiera hacer otro ruido se incorporó y se fue… no me dijo nada, simplemente se fue riéndose a más no poder.
Me dirigí hacia los espejos. Me pare en frente, y recién ahí tuve las verdaderas dimensiones de mi accidente. Toda la parte de adelante del pantalón estaban mojada. No había forma de disimularlo. Entonces me decidí…agarre una de las toallas de papel, escribí “clausurado” y la enganche en el cartelito de la puerta, del lado de afuera. Entonces me saque el pantalón y me puse a secarlo con las maquinitas. Después de 10 minutos la cosa iba progresando; ya no era tanta la diferencia de color entre la parte de adelante y la de atrás. Luego de otros 10 minutos se encontraba completamente seco. Me los puse y noté que tenían un olor a meo impresionante. Así que agarre el desodorante de ambiente que habíamos comprado entre todos los hombres de la oficina para ser solidarios unos con otros y lo vacié. Oliendo a “caricias de bebé” (que en realidad es el olor de un tipo de flor que no existe y que no tiene buen olor) y con cara de nada salí del baño al mismo tiempo que agarraba el “cartel” que decía “clausurado” y me lo guardaba disimuladamente en el bolsillo. Caminé todo el trayecto hasta mi escritorio, me senté y seguí trabajando. El resto del día me mantuve atento a que nadie hiciera ningún comentario sobre el olor a “caricias de bebé”.
Luego de las 3 peores horas de mi vida había llegado el momento de irme a casa, pero no quería irme primero para evitar que alguien que hubiera olido algo hiciera algún tipo de comentario acerca de mis pantalones. Entonces me quedé horas extra.
Pasó la primera y ya no quedaba casi nadie, pero no era el momento indicado para irme.
Pasó la segunda y tuve la suerte de que los únicos que quedaron en la oficina eran Germán y Bruno, dos personas que por alguna razón se odian, y nadie sabe porque (pensándolo bien, creo que ni ellos saben porque se odian). Sabiendo que los dos integrantes que estaban trabajando no iban a intercambiar ni una sola palabra me levanté y me fui tranquilo.

Llegue a mi casa y lo primero que hice fue darme una ducha.

Ven porque mi amigo me decía que aguantarte las ganas no trae buenas consecuencias.

jueves, abril 17, 2008

Copyleft no se murió copyleft no se murió que se muera la cicciolina la puta madre que la parió

- ¿Es la primera ves que lo detienen?
- No, ya he estado detenido alguna vez…
- ¿Por qué causa?
- Por una boludez, nos cagamos a trompadas con los del otro pueblo y nos hicieron pasar la noche en la comisaría
- ¿También estuvo involucrado su amigo que ahora esta demorado junto a usted?
- No no, esa noche él se fue corriendo y no lo agarraron. Igual quiero aclarar que Marcos no es mi amigo
- ¿La tarde que los detuvieron no estaban los 2 juntos?
- Sí, antes era mi amigo pero ahora ya no. Por la boludez que hizo ahora estoy acá encerrado, tiene que empezar a darse cuenta de lo que hace. Es un tipo grande ya…
- ¿Estás diciendo que no tenés responsabilidad alguna con el hecho del incendio?
- Yo no tengo nada que ver, Marcos prendió el fuego…
- Contanos bien como fue esa noche…
- Bueno Marcos me pasó a buscar a la salida del laburo, a eso de las 6 de la tarde. Bueno el me pasa a buscar y me dice que anda con algunos problemas en la casa, que si no lo acompañaba a tomar unos vinitos… a charlar un rato me dice él. El tema es que compramos varios cartones y ahí es que me dice que vayamos a un lugar que conoce que ahí no nos va a joder nadie. El hijo de su madre me hace caminar como una hora y llegamos al lugar este… ese campo. Cuando llegamos ya como que empieza a anochecer y yo le digo a marquitos que me tengo que ir, que me esperaba mi mujer con la cena, pero ahí empezó dele que dele que me quede que lo acompañe, que estaba muy endeprimido, que se había peleado con la Tere. La Tere es su novia, hace ya como 2 años que andan juntos marcos y tere. Bueno la cosa es que me terminó convenciendo y me quedé con él tomandome los vinos. Cuando nos dimos cuenta ya eran como las 2 de la noche y nos estabamos cagando de frío. Ahí fue que Marcos me dice que si prendemos un fueguito, yo no quería le digo que con los vinos encima que teniamos nos ibamos a quedar dormidos y ibamos a incendiar todo el campo. Él me dice que no, que se iba a quedar despierto que no tenía ganas de dormir, que se yo que más y se arma un fogatita. Yo que me había despertado muy temprano y que con los vinos que nos habiamos tomado no daba más y me dormí ahí como pude…
- ¿Eso es lo último que se acuerda?
- Si más o menos, me acuerdo que estaba soñando que estaba cenando en la casa de tito el almacenero, estaban todos vestidos de rojo menos yo cuando alguien empezó a gritar. Me despertó el Marcos que se estaba prendiendo fuego todo que rajemos…
- ¿Se despertó y se encontró con ese gran incendio?
- Asi es señora, cuando me levantó Marcos vi como se estaba prendiendo fuego todo el campo y empezamos a correr, se ve que alguien habrá avisado a los bomberos a la policía que no habíamos caminado más de medía hora que nos detuvieron…
- ¿Los trataron bien acá en la comisaría?
- Sí, de diez, me pidieron que les cuente todo lo que había pasado y me dejaron acá en la celda hasta que llegó usted a entrevistarme ¿de que diario es usted señorita?
- Soy de un diario de la capital, no es muy grande…
- ¿Desde la capital se viene a entrevistarme a mi?
- Señor el fuego que empezó usted y su amigo Marcos se disperso por tremendamente, y el humo llega desde la capital hasta mar del plata
- ¿En serio? Si era un campito de mierda…
- Bueno el incendio llegó a una zona de pastizales y todavía no lo pudieron apagar, no se cuantos cientos de bomberos hay ahora…
- Yo sabía que el irresponsable este de Marcos me iba a meter en algunas de las de siempre… le hago una pregunta señora no sé si soy yo o que, pero siento un olor raro, deben haber algún problema con el baño supongo, se habrá roto una tubería…
- No señor, ese olor es el humo de los pastizales quemandose, es culpa suya y de su amigo ese olor que siente ahora
- ah la mierda…